18 octubre 2009

Microcuentos 2 y otras cosas,...

El pobre niño que un día se despertó incapaz de sentir emoción, solo no estaba ahí, su mama lo abrazo y no sintió nada, su perro le ladro y el no sintió nada... era como si sus emociones hubieran dicho: hoy no queremos trabajar, haremos huelga laboral, era un pequeño vacío que succionaba oxigeno, su hermana lo sacudió y le dio una cachetada pero el aun no sentía nada, su novia le dijo que lo amaba y el apenas pudo sonreír, entonces su novia desesperada lo beso pero en el intento se golpearon los dos en sus bocas, el volvió a sentir y ella se partió el labio.


-Ya son las doce- le respondió el caballero con el sombrero alto
-Muchas gracias, pero la pregunta no era “¿Me puede dar su hora?” Sino “¿Me puede dar su reloj?”-dijo el vagabundo empuñando su ganzúa
-¡Abre el maldito ataúd no estoy jugando!
-Yo tampoco... pero no puedo esperar a quedar viuda si gozas de tan buena salud y yo y mi amante necesitamos el dinero.


¿Qué pasa cuando juntas el cerebro y el corazón? Es una improbabilidad médica... pero en todo caso te mueres.


Es increíble lo mucho que se puede lograr en tan solo una fracción de segundo... teniendo un detonador conectado a una tonelada de dinamita.


No hay lugar como el hogar... excepto tal vez el hogar de todos los demás


¡No habrás la ventana!- le advirtió el mayor
¿Por qué?-pregunto el menor mientras abría la ventana
Y entonces el gas venenoso los mato a todos


-¡Soldados! En la vida de todo individuo hay momentos en los que su fe, su valor y patriotismo se ponen a prueba, ¡Hoy les ha llegado a ustedes ese momento! Mientras hablamos el enemigo se acerca a toda prisa poniendo en peligro a nuestras familias, nuestras futuras generaciones, nuestros trabajos y nuestras vidas... ¡Soldados, prepárense para el combate! ¡Por la reina! ¡A la carga!- terminando su discurso el general desplegó sus alas y guío a sus tropas fuera del hormiguero negro donde las esperaban decenas de miles de sus contrapartes rojas, superadas tres a uno perecieron defendiendo su hogar.


Degollado, colgado por las patas boca abajo para que se le vaciara el cuerpo de sangre que por cierto ahora dibujaba en el suelo una estrella carmesí, ya no se movía y tenia los ojos muertos... pobrecito cerdo y que ricas carnitas.


Balancéate, suéltate, rueda, rueda, rueda y.... ¡Chuza!


Tan frágil y tan duro
¿Frígido? muerto quizás
Un poco de cianuro
Y será nunca más


Los muertos no hablan... así que mejor me callo.

Microcuentos 1

-¿Estas seguro de que estarás bien?- le pregunto ella a el mientras le ajustaba el casco
-¡Por supuesto! No es la primera vez que lo hago- respondió el introduciendo los cilindros rojos en la cámara contenedora- además si no intento cruzar hasta la farmacia no tendremos medicinas para Rosita y esa tos ya me esta preocupando.
-Bueno... pero ten cuidado amor- rogó ella mientras introducía su código personal en la consola de mando para abrir los seguros.
-Siempre- le aseguro el abriendo la pesada puerta de metal post apocalíptica, cargo su escopeta y se arrojo al mar de muertos vivientes, solo eran veinte metros a la farmacia y ya lo había hecho antes ¿Qué podía pasar?



Puede que me compares con basura o solo me olvides en un rincón... pero intenta sobrevivir mas de 2 días sin mí: el papel de baño.


Alabados sean los videojuegos violentos que nos distraen de la violencia del mundo.


¿Por qué lo hiciste? Digo si: tu novia te ponía los cuernos con mas de dos que tres, tus padres te corrieron de la casa apenas pudieron hacerlo, nunca tuviste un solo amigo aparte del perro que antes de ser atropellado te mordió y orino, debías cien mil pesos al banco sin tener un solo centavo ¿Pero por que usaste una pistola? Ahora tengo que limpiar tu cerebro de la pared ¡Gracias infeliz!

2 cuentitos

Un cuento REALMENTE breve

La oscuridad vino… y se fue.


Las campanas que no suenan

“Hmmm… ¡Hola!... ¿Hola?... Hola, ¿cómo estás? ¿Bien? ¡Me alegra mucho oír eso! ¿Yo? Pues… yo “estoy” jaja y dejémoslo ahí… ¿Por qué? Pues porque no sé en realidad qué hago aquí. ¿Tú me trajiste? ¿Por qué?... ¡Ohh, pero qué linda decoración tienes tú aquí! Paredes así no había visto en mucho tiempo, desde que… bueno, bueno, no importa en realidad, ya lo pasado, pasado, ¿no? Y… ¿Qué me cuentas? ¿Nada? Debes ser una persona aburrida si no tienes nada para contar, yo recuerdo que mi mamá me dijo una vez que si no tienes nada bueno qué decir, no digas nada… ¿No tienes nada bueno qué decir? No importa, si lo que tienes que decir es malo, dilo con confianza, estás entre amigos, pero antes debo preguntarte algo rápido, si no te molesta ¿Quién eres?... está bien, no me tienes que decir quién eres si no quieres, no hay problema, ya habrá tiempo después, ¿tampoco quieres decir nada? Entonces supongo que yo hablaré, porque si no, nos aburriremos mucho, ¿no crees?

Déjame contarte algo rápido, una vieja anécdota de mi juventud, jaja, lo cual es gracioso, que mi juventud tenga algo de viejo es irónico, estaba yo con mi mami un día en su habitación, mi mami era una mujer flaca y algo débil, se lastimaba con facilidad y tardaba mucho en sanar, ella no me hacía mucho caso, estaba metida en su mente, sólo miraba las paredes blancas… sí, más o menos blancas, como estas paredes de aquí sólo que más acolchonadas, tenían que estarlo o de lo contrario se teñirían de rojo carmín y a mí me gustaba el blanco sin ningún otro color, en fin, yo hablaba y hablaba y hablaba pero mi mami no respondía, me aburrí un poco, la verdad, pero siempre me gustó estar con mi mami, le intenté peinar el cabello porque sus manos no alcanzaban su cabeza, siempre las traía atoradas en la blusa… ¡ay, esa mujer siempre tan caótica! Cuando me acerqué a peinarla ella me tiró una mordida, yo me hice para atrás… claramente le gustaba su cabello como estaba y seguí hablándole…

Seguí hablándole pero no me hacía caso, sólo miraba las paredes blancas… no, no sólo las miraba, las olía, las sentía a la distancia y las oía… ella una vez me dijo que oía el repicar de campanas en la distancia y en la cercanía de las paredes blancas, yo nunca las oí pero siempre creí que debió ser muy bonito porque nunca les dejó de poner atención… ni siquiera por su propio hijo… en fin, ella seguía oyendo sus campanas pero yo quería hablarle, el tiempo de visita casi se acababa y no quería dejar a mi mami otra semana más sola, quería que apreciara que estaba ahí con ella, pero ella seguía con sus paredes blancas y no me hacía caso, ni siquiera me volteó a ver una sola vez… me desesperé y como no quería ser mordido otra vez, tan rápido como pude la tomé de la cabeza y la forcé a que me volteara a ver, pero entonces oí un sonido como el que hacían mis superhéroes de plástico cuando les descomponía un brazo o una pierna y había que ponerles pegamento… la cabeza de mi mami bajó como cuando se quedaba dormida sentada… supe que la había roto como a mis superhéroes y no tenía pegamento conmigo porque no me permitían pasarlo al cuarto de mi mami, así que llamé a los hombres de afuera para que le pusieran pegamento y la arreglaran… no sé qué pasó después en realidad… recuerdo haber gritado en el pasillo que fueran a ayudarme, después no recuerdo absolutamente nada y ahora estoy aquí contando esta anécdota…

Bueno… de hecho no recuerdo mucho más que haber pasado aquí en este lugar ya algún tiempo, porque me han deseado una feliz navidad unas cuantas veces… así que como mínimo es diciembre o ya pasó… extraño a mi mami… ahora que lo pienso… no se descompuso, ¿verdad? La maté… ¿verdad? Le rompí el cuello, ¡como a un pollo! Jaja ella siempre fue débil pero no creí que tanto… pero si tan sólo me hubiera volteado a ver y no a morder nada de esto habría pasado… si tan sólo no hubiera sido cautivada por esas paredes blancas… esas paredes blancas… estas paredes blancas, si tan sólo no hubiera oído ella las campanas o si tan sólo las hubiera oído yo en aquel entonces, podríamos haber compartido algo, pero… ¿de qué me sirve oírlas ahora?... ¡Malditas paredes blancas! ¡Malditas campanas que no repican, que no se oyen! ¡Malditas campanas que no suenan!

No es palíndromo pero es reversible

Érase una vez alguien que escribía para alguien que leía, que leía detrás del espejo. Los amigos se reunían como cada martes y jueves en la cafetería a contarse sus aventuras y desventuras, a reírse de ellos y llorarse los unos a los otros, a cantar y gritar, a matar el hambre con comida ajena... Un martes cualquiera.

Ya casi se iban, era hora de clase y para algunos de examen, sufrían, se estresaban, en especial el que llevaba dos horas sin estudiar... sólo había escrito un cuento al revés.

El novio se quejaba con el escritor de un concierto al que no iría, el escritor se quejaba con el que cantaba por su escándalo, el que cantaba se quejaba con una que hacía tarea por falta de alimento, otra de las que hacían tarea se quejaba de estar enferma y, así, todos se quejaban.

Estaban él y su novia en un rincón, ella revisaba en Internet un blog y él cantaba trova, aquél cantaba a todo pulmón alguna rola de Celine Dion, ellas hacían tarea y por allá una estudiaba para un examen que se avecinaba, por último, el noveno escribía un cuento inspirado en nada, realmente.

Todos se habían sentado en la primera mesa de madera con bastantes lugares que encontraron, tenía un par de azules lámparas que proporcionaban poco calor pero era suficiente. Unos llegaron dormitando, otros mendigando quince pesos para comer, una traía la boca cerrada por un aparato para corregirle la dentadura, hacía frío por fuera y calor por dentro, siempre es así con los amigos.

Recién salían de un salón de clases, el maestro les había dado permiso de faltar lo que quedaba del semestre, pero por nerdo que suene pocos estaban dispuestos a aceptar la oferta, hacía más frío fuera que dentro, pero cualquier cosa era mejor que estar en el ambiente de presión en que te metía la geometría analítica. El que se iba a escribir se daba de topes en la cabeza porque lo probable era que reprobase.

Estaba en el auto camino a la escuela oyendo música por sus audífonos, pensaba en qué sería de él ese día. ¿Le iría bien? ¿Haría algo estúpido? ¿Estaría vivo al día siguiente para contarlo? Cuando había despertado no había tenido gran problema... sólo cuando abrió pesadamente los ojos rogando por cinco minutos más.

Principio.

Narraciones Simultáneas

Estaban reunidos en el café como siempre. Dos de ellos hablaban de la fiesta que se avecinaba y del como no podían ir al mismo tiempo que le apartaban sus asientos a dos camaradas mas, En medio se sentaba otra con la laptop en las piernas a hacer tarea y como siempre él se sentó cerca de sus amigos a observarlos y a escribir.

El que escribía se puso a pensar sobre que pasaría en el mundo mientras el escribía.

Alguien comienza a escribir un cuento en su computadora portátil en la cafetería de la escuela. Un hombre iba caminando en la noche al otro lado del mundo solo. Una pareja de novios se tomaban de las manos viendo la televisión en casa de los padres de ella. Caminaba hacia el altar una mujer vestida de blanco y su futuro esposo la esperaba al final del camino. Un hombre en soledad se sienta en un banquillo a pensar.

No parece ocurrir mucho en el mundo, de repente...

El que escribía es rodeado de gente curiosa. El caminante se detiene, hay tres siluetas a la distancia. Los padres de la enamorada salen de la casa, van a salir de viaje. Al tiempo que llega la novia al altar entra a la iglesia en minifalda y con una bolsa negra al hombro una segunda mujer. El hombre sentado se da cuenta de su soledad y abre un cajón cerca de el.

El que escribía se da cuenta de que esta rodeado y todos observan lo que escribe. El caminante pregunta por quien esta frente a el, las siluetas se acercan y se vuelven hombres con ojos furiosos. Los ojos de los enamorados se encuentran, se sueltan las manos, apagan la televisión y sus labios se encuentran. El clérigo comienza a en santo matrimonio unir a quienes tiene frente a su altar, la mujer recién llegada se queda de pie en el fondo del recinto. El hombre en soledad recuerda a su mujer engañándolo y dejándolo, a su hija morir en un accidente automovilístico y a su único amigo irse con su exmujer.

Los que leen se sientan al lado del que escribe y este a su vez sigue con lo que hacia. El que camina intenta correr, las siluetas corren tras el, lo alcanzan y derriban al suelo. Los amantes se besan, ella toma la mano de el y la coloca en su pecho, el se acerca a ella y coloca su otra mano en la nuca de ella. El sacerdote dice su frase celebre “si alguien sabe de alguna razón para que estas dos personas no se unan en santo matrimonio que hable ahora o calle para siempre” y la mujer que seguía de pie clama tener una buena razón: esta por tener el hijo del novio. El hombre en soledad no llora pero quiere hacerlo, del cajón saca un revolver y una bala.

El que escribe se emociona, se inspira y los que leen quieren terminar de conocer la historia que se escribe. El que caminaba y ahora yace en el suelo es pateado y zarandeado una y otra vez por el trío, no entiende ni sabe nada además de que le duele el cuerpo entero. Los amantes se recuestan en el sillón, ella esta debajo de el, ella lo abraza, el desliza la mano que tenia en su pecho hasta su estomago, ella mueve una mano que abrazaba al novio hasta las nalgas de el, el por debajo de la playera de ella vuelve al pecho, se besan. La que iba de blanco se queda boquiabierta, el novio grita nunca haber visto a esa mujer antes y la embarazada comienza a caminar hacia el altar arrogantemente pidiéndole al capellán que la case en ese instante con quien había engendrado a su hijo no nato. El hombre en el banquito en melancolía gris abre el barril giratorio de su arma y carga en una recamara su bala, vuelve a acordarse de su infortunio pero aun no llora.

Las palabras vuelan, las teclas de la computadora suenan con un clic. Golpes, patadas, miedo, furia, sacudidas y el crujir de huesos al romperse. Caricias, besos, lujuria, respiración entrecortada y el crujir de un sillón al moverse. Gritos, histeria, desesperación, arrogancia y un sacerdote que se oculta tras el altar avergonzado por la escena. Depresión, remembranzas de dolor, un hombre, un asiento, una pistola cargada y sonido de esta siendo amartillada.

Y tan rápido como empezó...

Los lectores se disipan, tienen clases que atender, el que escribe esta satisfecho con su trabajo. Las sirenas de patrullas de policía alejan a los maleantes, si llega una ambulancia pronto quizás se salve el que caminaba, nunca mas podrá hacerlo. La puerta principal se abre y el sonido que hace la cerradura saca la mano de el de debajo de la playera de ella y la mano de ella de las nalgas de el, se sientan, prenden la televisión y se sonríen, los padres de ella volvieron olvidaron sus boletos de avión. La mujer supuestamente embarazada al ver que no ganara nada ese día muestra una pistola que llevaba oculta en su bolsa y mata al novio irresponsable, a la novia en shock y de paso al eclesiástico cobarde. El hombre suelta una lagrima y su revolver suelta una bala que grita desesperación.

¿Mientras el que escribía escribía que pasaría en el mundo? ¿Cuántas historias no se estaban contando? ¿Cuántas tendrían un final feliz? ¿Cuántas terminarían en tragedia? ¿Alguien las relatara alguna vez? El que escribía no lo sabe, pero mientras el termine de contar sus relatos propio no le importa.