18 octubre 2009

Narraciones Simultáneas

Estaban reunidos en el café como siempre. Dos de ellos hablaban de la fiesta que se avecinaba y del como no podían ir al mismo tiempo que le apartaban sus asientos a dos camaradas mas, En medio se sentaba otra con la laptop en las piernas a hacer tarea y como siempre él se sentó cerca de sus amigos a observarlos y a escribir.

El que escribía se puso a pensar sobre que pasaría en el mundo mientras el escribía.

Alguien comienza a escribir un cuento en su computadora portátil en la cafetería de la escuela. Un hombre iba caminando en la noche al otro lado del mundo solo. Una pareja de novios se tomaban de las manos viendo la televisión en casa de los padres de ella. Caminaba hacia el altar una mujer vestida de blanco y su futuro esposo la esperaba al final del camino. Un hombre en soledad se sienta en un banquillo a pensar.

No parece ocurrir mucho en el mundo, de repente...

El que escribía es rodeado de gente curiosa. El caminante se detiene, hay tres siluetas a la distancia. Los padres de la enamorada salen de la casa, van a salir de viaje. Al tiempo que llega la novia al altar entra a la iglesia en minifalda y con una bolsa negra al hombro una segunda mujer. El hombre sentado se da cuenta de su soledad y abre un cajón cerca de el.

El que escribía se da cuenta de que esta rodeado y todos observan lo que escribe. El caminante pregunta por quien esta frente a el, las siluetas se acercan y se vuelven hombres con ojos furiosos. Los ojos de los enamorados se encuentran, se sueltan las manos, apagan la televisión y sus labios se encuentran. El clérigo comienza a en santo matrimonio unir a quienes tiene frente a su altar, la mujer recién llegada se queda de pie en el fondo del recinto. El hombre en soledad recuerda a su mujer engañándolo y dejándolo, a su hija morir en un accidente automovilístico y a su único amigo irse con su exmujer.

Los que leen se sientan al lado del que escribe y este a su vez sigue con lo que hacia. El que camina intenta correr, las siluetas corren tras el, lo alcanzan y derriban al suelo. Los amantes se besan, ella toma la mano de el y la coloca en su pecho, el se acerca a ella y coloca su otra mano en la nuca de ella. El sacerdote dice su frase celebre “si alguien sabe de alguna razón para que estas dos personas no se unan en santo matrimonio que hable ahora o calle para siempre” y la mujer que seguía de pie clama tener una buena razón: esta por tener el hijo del novio. El hombre en soledad no llora pero quiere hacerlo, del cajón saca un revolver y una bala.

El que escribe se emociona, se inspira y los que leen quieren terminar de conocer la historia que se escribe. El que caminaba y ahora yace en el suelo es pateado y zarandeado una y otra vez por el trío, no entiende ni sabe nada además de que le duele el cuerpo entero. Los amantes se recuestan en el sillón, ella esta debajo de el, ella lo abraza, el desliza la mano que tenia en su pecho hasta su estomago, ella mueve una mano que abrazaba al novio hasta las nalgas de el, el por debajo de la playera de ella vuelve al pecho, se besan. La que iba de blanco se queda boquiabierta, el novio grita nunca haber visto a esa mujer antes y la embarazada comienza a caminar hacia el altar arrogantemente pidiéndole al capellán que la case en ese instante con quien había engendrado a su hijo no nato. El hombre en el banquito en melancolía gris abre el barril giratorio de su arma y carga en una recamara su bala, vuelve a acordarse de su infortunio pero aun no llora.

Las palabras vuelan, las teclas de la computadora suenan con un clic. Golpes, patadas, miedo, furia, sacudidas y el crujir de huesos al romperse. Caricias, besos, lujuria, respiración entrecortada y el crujir de un sillón al moverse. Gritos, histeria, desesperación, arrogancia y un sacerdote que se oculta tras el altar avergonzado por la escena. Depresión, remembranzas de dolor, un hombre, un asiento, una pistola cargada y sonido de esta siendo amartillada.

Y tan rápido como empezó...

Los lectores se disipan, tienen clases que atender, el que escribe esta satisfecho con su trabajo. Las sirenas de patrullas de policía alejan a los maleantes, si llega una ambulancia pronto quizás se salve el que caminaba, nunca mas podrá hacerlo. La puerta principal se abre y el sonido que hace la cerradura saca la mano de el de debajo de la playera de ella y la mano de ella de las nalgas de el, se sientan, prenden la televisión y se sonríen, los padres de ella volvieron olvidaron sus boletos de avión. La mujer supuestamente embarazada al ver que no ganara nada ese día muestra una pistola que llevaba oculta en su bolsa y mata al novio irresponsable, a la novia en shock y de paso al eclesiástico cobarde. El hombre suelta una lagrima y su revolver suelta una bala que grita desesperación.

¿Mientras el que escribía escribía que pasaría en el mundo? ¿Cuántas historias no se estaban contando? ¿Cuántas tendrían un final feliz? ¿Cuántas terminarían en tragedia? ¿Alguien las relatara alguna vez? El que escribía no lo sabe, pero mientras el termine de contar sus relatos propio no le importa.